La Batalla por la Vida

SOMOS DE SANGRE SOLIDARIA

La primera vez que los festeros visitaron la Feria Internacional de TurismoFITUR – fueron invitados por alcaldía y las concejalías de cultura y turismo de Cartagena, eran presentados en el pabellón de la Región; posteriormente estuvimos presentes en FITUR dentro del stand que en aquellos años montaban la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas.

Las visitas festeras han sido de lo más variado en cuanto al número de asistentes, se recuerdan años de seis festeros y otros años con varias decenas de carthagineses y romanos repletos de material bélico.

Los festeros durante las jornadas trasncurridas IFEMA suelen visitar la gran mayoría de pabellones que las comunidades autónomas y muchas ciudades, de forma independiente al de su región, suelen instalar en Fitur. Son horas de pasarlo bien y dar a conocer nuestras Fiestas vestidos con nuestros mejores trajes que sorprenden gratamente a cuantos nos ven. A veces podemos tardar varias horas en completar un recorrido de apenas doscientos metros dada la enorme cantidad de veces, que los visitantes nos reclaman para que posemos junto a ellos en fotos con unos y otros.

El público con el que estamos esos días está compuesto exclusivamente por profesionales del turismo o relacionados con él, llevan mucho mundo en sus carpetas y muchas fiestas en la memoria; por eso nos gustan sus reacciones, las caras y gestos de sorpresa que ponen al ver a nuestra nutrida y variada representación de mercenarios, guerreras, diosas, damas, nuestros generales y sus esposas, los legionarios romanos o cualquier otro representante de las Fiestas de Carthagineses y Romanos.

Les gustan nuestros trajes, comprueban la solidez de nuestras corazas con manos cuidadosas, miran la perfección de nuestras armas, ya sean gladios o falcatas; acarician las pieles de nuestras capas y piropean la autenticidad que representamos. Todo esto provoca que seamos muy reclamados, jamás se dice no; siempre vamos con la mejor sonrisa o bien con ese teatral gesto feroz que tanto gusta a otros; es todo un clásico que repetimos con orgullo año tras año.