Nova Carthago Spartaria

Legión romana fundada en 1991, año II de las fiestas. Toma su nombre de la fibra de esparto, de gran importancia en la época, que aquí se producía en gran cantidad y que era imprescindible para la fabricación de útiles para la agricultura, la pesca, la minería y la guerra. Representa a la población hispano-romana que se fue creando después de la conquista de Qart-Hadast por Escipión. Como tal población está formada por los distintos estamentos que la configuran, familias, patricios, legionarios, sacerdotisas, vestales y niños. Sus símbolos son una galera y dos cuernos entrelazados. Tiene como personajes principales:

Diosa Vesta: En la Roma Antigua, en cada hogar, las familias dedicaban al culto de Vesta una habitación, especie de santuario donde ardía perpetuamente el fuego sagrado. Vesta (Hestia, en la mitología griega) era, por tanto,  la diosa que gobernaba el centro de la casa, y se le rendía culto en familia. Se le representaba como a una mujer de gran belleza que sostenía un cuerno votivo en una mano y una antorcha en la otra, símbolo del fuego de la vida, que ardía en el pecho de los seres humanos gracias a ella, porque Vesta estaba asociada también a las necesidades del mundo interior, al centro solar de cada persona, grupo o comunidad -esotéricamente, se dice que basta prender una vela color naranja en su nombre para sentir su presencia, amistosa y cálida-. Así, generalmente, Vesta es simbolizada por un círculo, puesto que el círculo significaba la totalidad. A principios de cada año, que por entonces era el primer día de marzo (martius, mes dedicado al dios Marte), se celebraban unas fiestas destinadas a renovar el contacto con la diosa y a pedirle protección para los hogares; durante éstas, el fuego sagrado del Templo de Vesta, en el Foro, era renovado. Éste estaba atendido constantemente por seis vestales, unas doncellas sujetas a voto de castidad y reclutadas a la edad de diez años para convertirse en “sacerdotisas del fuego eterno”. Una vestal famosa fue Rhea Silvia, madre de Rómulo y Remo, azotada hasta morir y arrojada al Tíber por haber roto los votos de castidad.

General Quinto Sertorio: Nació en Nursia (Sabinia), hacia el año 122 adC, en el seno de una familia ecuestre, y pronto destacó como buen orador. Sin embargo, su  prestigio  le vendría a raíz de sus valerosas  intervenciones militares -a las órdenes de Cayo Mario- en las batallas de Arausio y Vercellae contra los cimbrios. Sirvió como tribuno militar en Hispania bajo las órdenes del general Tito Didio, ganando una corona gramínea al reprimir un motín militar en Cástulo. En el año 90 adC fue nombrado cuestor (recaudador), permaneciendo en la Galia Cisalpina. Durante la Primera Guerra Civil se declaró enemigo de Sila, mandando una de las cuatro legiones que ocuparon Roma bajo el gobierno de Mario y de Cinna. No obstante esta colaboración, se mostró contrario a las ejecuciones que siguieron al establecimiento de dicho gobierno, por lo que a los cinco días del comienzo de éstas, Sertorio ordenó a sus tropas (mucho más disciplinadas que las de Mario, que se habían reclutado entre gladiadores, esclavos y demás) aniquilar a los libertos responsables de las atrocidades. Sertorio mantuvo una postura independiente durante el régimen de Cinna. En 83 adC viajó a la Hispania Citerior en calidad de pretor, y después de que Sila se apoderara de la ciudad de Roma y nombrara a Lucio Valerio Flaco como gobernador de la Citerior, Sertorio se convirtió en un rebelde que dirigió la lucha contra el dictador en las llamadas Guerras Sertorianas. El ejército adicto a Sila marchó hacia los Pirineos, cuyos pasos orientales estaban fortificados por orden de Sertorio, y había confiado la custodia de los mismos a su lugarteniente Livio Salinator con 6.000 hombres. Habiendo sido asesinado Salinator, los partidarios de Sila pudieron entrar en la provincia, y Sertorio hubo de huir a Carthago Nova. En el año 72, una conspiración de sus más directos colaboradores, encabezada por Perpenna, puso fin a su vida.

Personaje civil Lucio Emilio Recto: Escribano, cuestor y edil, vivió a mediados del siglo II. Procedente de la clase civil honesta (así la llama Cicerón: In Verrem, act. II, libr III, 79), fue elevado al privilegiado cuerpo honorífico de los caballeros por el César Adriano Augusto (117-138). Sus méritos fueron tales que seis poblaciones de la Hispania Tarraconense, Carthago Nova, Sicelli, Asso, Lacon, Argos y Basti,  se lo disputaron como conciudadano suyo, y a todas ellas dotó de algún monumento que perpetúa su nombre y deja constancia de su condición y sus seis ciudadanías. A Carthago Nova, agradecido por haber sido distinguido como edil, le legó en su testamento la construcción de un teatro, de cuyas ruinas en 1244 el rey Alfonso X el Sabio hizo extraer una  imponente lápida de mármol, que desde el siglo XIV sirvió de dintel a la puerta principal de la torre del homenaje del Castillo de la Concepción,  que fue entregada en 1870 al Museo Arqueológico Nacional, donde actualmente se conserva, y de la  que se puede contemplar ahora una réplica en la estación de ferrocarril de Cartagena.